Ecología y hábitats
3/5: La biodiversidad y la salud del ecosistema

El número de individuos de una población aumenta o disminuye debido a factores naturales y humanos. Las fluctuaciones naturales en el tamaño poblacional se producen debido a factores tales como la disponibilidad de alimentos y el número de depredadores.

Los seres humanos pueden hacer que el tamaño de una población varíe por la introducción de especies invasoras, la práctica de la caza o la transformación del entorno. Un ecosistema saludable, con una gran biodiversidad, es importante para ayudar a reducir los efectos de estos factores en determinadas especies.

Factores que afectan a las poblaciones de especies

Las poblaciones de especies de Galápagos fluctúan debido a factores naturales y humanos. El aumento o la disminución de las poblaciones de especies puede deberse a los factores dependientes o a los independientes de la densidad:

  • Factores dependientes de la densidad: aquellos que tienen diferente impacto de acuerdo con el tamaño de la población. Las distintas poblaciones de especies de un mismo ecosistema se verán afectadas de manera diferente. Entre estos factores se incluye: la disponibilidad de alimentos, la densidad de los depredadores y el riesgo de contraer enfermedades.

  • Factores independientes de la densidad: aquellos que limitan las poblaciones sin importar su densidad. Todas las poblaciones de especies de un mismo ecosistema se verán afectadas de manera similar, independientemente del tamaño de la población. Entre estos factores se incluye: la temperatura, el clima y los desastres naturales.

La biodiversidad y la salud de las poblaciones

Un alto nivel de biodiversidad puede ayudar a estabilizar un ecosistema y reducir el impacto global de los factores denso-dependientes y denso-independientes. La biodiversidad es la variabilidad de los organismos que viven en un mismo ecosistema.

Las Galápagos gozan de una gran biodiversidad gracias a la cantidad de especies endémicas y a la amplia variedad de vida silvestre que se ha establecido en las islas. Esto se debe al gran número de las distintas zonas de hábitats de Galápagos y también a las marcadas diferencias medioambientales entre los hábitats de cada isla.

La biodiversidad es un factor importante para asegurar un ecosistema saludable. Por ejemplo, un ecosistema con una amplia variedad de productores proporcionará a los consumidores primarios un suministro estable y variado de alimentos. Por otra parte, cada especie desempeña un papel único en el mantenimiento del ecosistema para garantizar que este funciona sin problemas. Los ecosistemas con un alto nivel de biodiversidad son más capaces de recuperarse de cualquier desastre, ya sea este un desastre natural o causado por el hombre (antropogénico).

Si el tamaño de la población de una especie fluctúa podría afectar a otras especies del ecosistema; a aquellas especies que la variación en su población causaría un gran impacto en el ecosistema se las conoce por el nombre de especie clave. Cuanta más biodiversidad tenga un ecosistema, menos vulnerable será a la fluctuación de las poblaciones de especies clave.

Estudio de caso: la tortuga gigante de Galápagos

Vida Silvestre de Galápagos: Santa Cruz Giant Tortoise (©Catherine Rouse)

Una tortuga gigante de Galápagos comiendo follaje en Santa Cruz (©Catherine Rouse)

La tortuga gigante de las Galápagos es una especie clave cuya población ha disminuido como consecuencia de la actividad humana. Durante los siglos XVIII y XIX, los barcos balleneros solían parar en las islas Galápagos para cazar tortugas gigantes con las que abastecer a la tripulación.

La caza de las tortugas gigantes siguió al tiempo que se expandían los asentamientos en las islas y aumentaban las necesidades alimentarias. En el siglo XVI, cuando fueron descubiertas, se estimaba que su población rondaba los 250.000 ejemplares, y en 1974 sin embargo, se registró que quedaban tan solo 3060. Investigaciones llevadas a cabo sugieren que las tripulaciones de los balleneros sacaron 13.000 tortugas gigantes de las islas entre 1831 y 1868.

La disminución de la población de las tortugas gigantes de Galápagos repercutió en los ecosistemas del archipiélago. Incluso las especies de plantas y animales que no fueron afectadas directamente por la actividad humana comenzaron a experimentar grandes cambios en el tamaño de sus poblaciones.

Las tortugas gigantes de Galápagos dan forma a los hábitats al pastar en la tierra, dispersar las semillas de las plantas y pisotear distintas zonas de vegetación. Por este motivo, juegan un papel importante en la germinación de las semillas, así como en el adelgazamiento y la creación de nuevas áreas de suelo para los diferentes tipos de vegetación.

Si las tortugas gigantes no estuviesen cambiando constantemente el medio ambiente, un tipo de especie de plantas de rápido crecimiento podría dominar un ecosistema mucho menos diverso.

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