El pingüino de Galápagos es una especie endémica del archipiélago de Galápagos y es la única especie de pingüino que se encuentra al norte del ecuador. Puede vivir en Galápagos gracias a que las corrientes de Humboldt y de Cromwell llevan al archipiélago aguas frías y ricas en nutrientes.
La biología del pingüino está estrechamente vinculada a las condiciones ambientales, por lo que su número de población es un buen indicador de la salud del ecosistema. Se piensa que quedan menos de 2000 ejemplares en estado salvaje, convirtiendo a esta especie en el pingüino más raro del mundo.
El pingüino de las Galápagos
El 95% de los ejemplares del pingüino de Galápagos (spheniscus mendiculus) habita en las islas Fernandina e Isabela, en la parte occidental del archipiélago, mientras que los restantes se encuentran dispersos por otras islas en grupos pequeños.
La parte norte de Isabela cruza el ecuador, lo que convierte a esta especie en el tipo de pingüino más septentrional del mundo. Por consiguiente, ha tenido que desarrollar diversas adaptaciones evolutivas para ser capaz de vivir en el ecuador, en donde el sol es un problema mayor. Entre las adaptaciones físicas se encuentran: poder tener una piel que pueda estar más expuesta a la pérdida de calor que otras especies y mudar las plumas dos veces al año para remplazar las que hayan sido dañadas por el sol. Estos pingüinos también jadean para enfriarse y buscan la sombra en las horas más calurosas del día.
Los pingüinos de Galápagos tienen relaciones monógamas, esto significa que duran con su pareja toda su vida.
Con respecto a la reproducción, pueden reproducirse hasta tres veces al año, dependiendo de la abundancia de alimento, y la temporada de reproducción no empieza hasta que la temperatura del mar cae por debajo de los 24ºC, un indicador de que el mar está en su momento más productivo. Una hembra pone uno o dos huevos con algunos días de diferencia, que pueden ser incubados por ambos padres entre 38 y 42 días antes de su eclosión. A continuación, ambos padres alimentan a la cría, estos toman turnos para ir a cazar durante unos días cada vez.
La mayor parte de los nidos se encuentran en oquedades y grietas en lava cerca del litoral y están hechos de palitos, plumas, huesos y hojas. La ubicación de estos es importante ya que es imprescindible que estén en la sombra para mantener a los huevos y crías protegidos de los fuertes rayos del sol.
Es raro que sean presa de otras especies nativas, aunque los halcones y búhos de Galápagos se alimentan de pingüinos jóvenes y las serpientes de Galápagos. Las zapayas van ocasionalmente a por los huevos y las crías más débiles. Entre los depredadores marinos se incluyen diversas especies de tiburones, lobos marinos de dos pelos y lobos marinos.
Las amenazas a las que se enfrenta el pingüino de Galápagos
El Niño ejerce una fuerte influencia en las poblaciones del pingüino de Galápagos, ya que al calentar las aguas que rodean el archipiélago hace que escasee su fuente de alimento porque los cardúmenes de los que se alimentan los pingüinos emigran de Galápagos durante El Niño. Por lo tanto, El Niño implica que escasee su alimento y por consiguiente, los pingüinos no se suelen reproducir durante este fenómeno, pues las posibilidades de criar a sus crías con éxito son bajas y los pingüinos padres podrían perecer en el intento.
A pesar de que un censo de 1971 estimaba que el número de pingüinos en Galápagos rondaba los 3400 ejemplares, un evento catastrófico del Niño en 1982/83 hizo que la población de pingüinos disminuyese en aproximadamente el 80%. Después de una lenta recuperación, un segundo mal evento del Niño en 1997/1998 redujo de nuevo su número en un 65%. Desde aquel entones, el número de ejemplares se está recuperando lentamente aunque aún tan solo hay la mitad de lo que había antes del fenómeno del Niño de 1982.
El fenómeno meteorológico del Niño cada vez más frecuente y severo debido al cambio climático global, supone una gran amenaza para el pingüino de Galápagos, sobre todo cuando sus números se encuentran bajos. Por otra parte, si su población es pequeña les hace menos resistentes a amenazas tales como contagiar enfermedades o ser presa de especies introducidas, como los gatos, o ser atrapados por redes de pesca, atrapar el paludismo aviar y contaminarse por los vertidos de petróleo.
Las amenazas anteriores se ven agravadas por una población humana en expansión y un turismo mayor en las islas. La enorme fluctuación en el número de las poblaciones de pingüinos señala su fragilidad, vinculada estrechamente con el entorno.
La conservación del pingüino de las Galápagos
Desde 2011, la organización “Galapagos Conservation Trust” ha financiado y supervisado los proyectos de investigación del pingüino y del cormorán, en colaboración con la Fundación Charles Darwin y el Parque Nacional de Galápagos. Los científicos han reunido información sobre su demografía que utilizan para dar una estimación de los índices de supervivencia y de reproducción, y de las condiciones meteorológicas para evaluar de qué manera las poblaciones están siendo afectadas por un entorno cambiante.
Además, se toman muestras veterinarias de los pingüinos para evaluar su salud y para analizar la presencia de enfermedades, tales como el paludismo aviar. Por otra parte, los investigadores pueden documentar la presencia de especies de mamíferos introducidos como ratas y gatos, para proporcionar información valiosa acerca de si las estrategias de gestión de las especies invasoras están dando su fruto o si aún queda más por hacer.
Con esta información, el equipo puede proporcionar consejo científico al Servicio del Parque Nacional de Galápagos, que les ayudará a su vez a controlar las poblaciones de pingüinos. Es importante que la investigación continúe en tanto que estudio a largo plazo para proporcionar información útil sobre las tendencias de las poblaciones a lo largo del tiempo.
Los pingüino es una especie indicadora, por lo tanto, realizando un seguimiento de la salud de sus poblaciones, se puede evaluar la salud de la totalidad del entorno marino circundante.