Las tortugas gigantes habitaron todos los continentes del mundo, con la excepción de la Antártida. A medida que la población humana creció y la gente comenzó a colonizar nuevas zonas del mundo, se cazó a estos animales tan grandes por su alimento, al parecer, bastante sabrosos para los colonos. Las tortugas gigantes fueron cazadas hasta su extinción. Sólo las islas oceánicas proporcionaron un refugio seguro, aunque sea temporal.
La historia de las tortugas de Galápagos es catastrófica. En el siglo XVII, los bucaneros que usaban las islas como base para la reparación de sus buques y aprovisionamiento de agua comenzaron a cazar a las tortugas para mantenerlas vivas a bordo, ya que podían sobrevivir durante varios meses sin comida ni agua, proporcionando carne fresca e incluso agua, que extraían de sus vejigas. La explotación continuó en el siglo XIX hasta principios del siglo actual, cuando los barcos balleneros y cazadores de focas tomaban a las tortugas para su alimentación y por el aceite de estas. Los primeros pobladores de las islas las cazaban por su carne, además de despejar grandes zonas de su hábitat para la agricultura. Los colonos también introdujeron animales domésticos, muchos de los cuales se convirtieron en salvajes y conjuntamente con otras especies invasoras, tuvieron un efecto desastroso en la población de las tortugas.
No se conocen las cifras exactas, pero se cree que más de 100.000 tortugas gigantes fueron exterminadas de las islas durante este tiempo. Después de haber vivido en 10 islas, actualmente sólo habitan en seis. Únicamente 10 de las 15 especies originales lograron sobrevivir. Las tortugas que sobrevivieron a esta práctica destructiva tuvieron que luego enfrentarse a nuevas amenazas, como la creciente población humana y la industria del turismo: el aumento de la agricultura, el desarrollo de la infraestructura y la introducción de especies domésticas e invasoras como cabras, ratas, los cerdos y las hormigas rojas.
Con el fin de ayudar a conservar tanto a las Islas como a los animales que las habitan, se constituyeron el Parque Nacional Galápagos (PNG) y la Fundación Charles Darwin (FCD). La conservación de las tortugas gigantes es su objetivo principal, y los esfuerzos de conservación significan que las poblaciones de tortugas de hoy son estables o van en aumento.
Desde que las tortugas colonizaron las islas, se han visto forzadas a adaptarse a las condiciones ambientales adversas – el implacable calor de la línea ecuatorial, la búsqueda de alimento adecuado, los períodos de sequía cuando la comida es escasa, volcanes activos escupiendo lava y ceniza caliente, ataque por ectoparásitos, e incluso los posibles cambios en los niveles del mar; por nombrar algunos. Sin embargo, las tortugas gigantes de Galápagos son ingeniosas y han sido en su mayoría capaces de adaptarse a su medio ambiente a través del tiempo.
La mano del hombre es la mayor amenaza para las poblaciones de tortugas. Desde la llegada de los bucaneros y balleneros que usaban las islas como base, hasta la aparición de los primeros pobladores, el número de tortugas se ha disminuido dramáticamente por causa de los seres humanos.
El rápido desarrollo de la infraestructura para satisfacer una creciente población y una industria turística en auge ejerce gran presión sobre los recursos naturales. Las especies introducidas como las cabras y los cerdos no sólo compiten por la misma fuente de alimentación, sino que también se alimentan de huevos de tortuga y de las jóvenes crías. Todavía hay casos de tortugas que son asesinadas para que sirvan como comida.
Por estas razones, es imperativo que entendamos lo más que podamos la vida y costumbres de la tortuga gigante, a fin de planificar estrategias de conservación. Los programas “Proyecto del Movimiento Ecológico Pro la Tortuga de Galápagos” y Movebank son dos de estas estrategias.