Las islas Galápagos se enfrentan a numerosas amenazas ambientales. La degradación de sus ecosistemas podría deberse a: el cambios climático, la deforestación, la contaminación, la sobrepesca, la eutrofización y la introducción de especies invasivas.
Las amenazas humanas
Unas 30.000 personas viven en las islas Galápagos y casi 200.000 las visitan cada año, esto hace que se esté poniendo presión en los recursos y que estén aumentando las numerosas amenazas ambientales. Los cambios antropogénicos, o producidos por el hombre, han sido los factores que han afectado más a las poblaciones de plantas y animales desde que las islas fueron descubiertas en 1535.
Las zonas húmedas, las cuales gozan de los índices más altos de biodiversidad, se han visto dañadas por los seres humanos. Para satisfacer las necesidades de una población humana en crecimiento, algunas partes de las zonas húmedas han sido taladas para la agricultura, lo que reduce la biodiversidad de los bosques convirtiéndolos en zonas de monocultivo, en donde la biodiversidad es escasa. Esto reduce la resistencia de los ecosistemas, menos capaces entonces de hacer frente a las amenazas ambientales.
Las especies invasoras se hacen con el poder
Por otra parte, el ser humano ha introducido especies de animales y plantas invasoras a las islas Galápagos, muchas de las cuales compiten de forma agresiva y con superioridad con las especies nativas o afectan negativamente a los hábitats de las islas. Las especies invasoras representan la mayor amenaza para la biodiversidad de Galápagos.
La mora silvestre (rubus niveus), conocida localmente como mora, es una especie de planta invasora que se está extendiendo rápidamente por las zonas húmedas en detrimento de las especies nativas, en particular del árbol lechoso que forma zonas de bosques en las zonas húmedas. Esta y otros tipos de plantas invasoras compiten por espacio, agua, nutrientes y luz solar.
También existen muchos problemas en relación con los animales introducidos en Galápagos, desde insectos, como por ejemplo la mosca parásita (philornis downsi) y las hormigas rojas, hasta mamíferos como las ratas, gatos, perros, cerdos y cabras. La introducción de estas especies puede haberse dado de forma involuntaria, siendo transportadas en barcos y aviones y es difícil erradicarlas una vez que han llegado a las islas.
Las poblaciones nativas y endémicas de Galápagos han disminuido como consecuencia del aumento de las poblaciones de especies invasoras, es por esto por lo que muchas de las primeras se encuentran en peligro crítico de extinción.
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