Una isla volcánica se forma a raíz de erupciones marinas a profundidades mayores a los 1600 metros bajo el nivel del mar. La lava al contactarse con el agua del océano se solidifica convirtiéndose en rocas volcánicas. A medida que continúan las erupciones las capas de rocas continuarán elevándose hasta superar el nivel del mar y formar una nueva isla.
La Colonización de las Galápagos: El comienzo de la vida desde una roca
Las islas recién formadas carecen de vida en su totalidad. Los primeros seres vivos en colonizar las nuevas formaciones son pequeños organismos de estructura básica (líquenes, algas, musgos), capaces de enfrentar las duras condiciones de las islas. Su llegada a las islas se da por las mareas o por los vientos que soplan desde las costas, convirtiéndose de esta manera en las primeras formas de vida sobre las islas volcánicas.
Estas especies son productoras, lo que significa que son capaces de generar su propio alimento a partir de la luz solar, el agua y el aire (fotosíntesis). A medida que pasa el tiempo logran descomponer el suelo ayudando a la creación de un medio ambiente más amigable. Este proceso permite que plantas de menor resistencia y mayor complejidad puedan crecer en las islas.
Estableciendo un Ecosistema
Los Ecosistemas se encuentran conformados por comunidades de seres vivos, así como de elementos tales como rocas, agua y aire, que interactúan entre ellos ayudando a su desarrollo.
A medida que aumenta la vida dentro de las islas, el medio ambiente continúa transformándose. La formación de un suelo rico en nutrientes puede favorecer el crecimiento de especies que previamente no hubiesen subsistido en las islas. Con el pasar del tiempo, esta transformación permitirá el crecimiento de plantas y árboles de mayor tamaño. La transformación de roca a un ambiente nutritivo es conocida como Sucesión.
Una vez que ha crecido la suficiente vegetación sobre la isla, la fauna podrá sobrevivir en este nuevo ambiente. Los animales pequeños, tales como los insectos, son probablemente los primeros en llegar ya que son consumidores primarios y necesitan únicamente de plantas para sobrevivir. La presencia de estos insectos a la vez ayuda a que las plantas colonicen el medio ambiente, debido a su importante rol en la polinización.
A medida que el ecosistema evoluciona, podrá proporcionar un ambiente más favorable para los consumidores secundarios, terciarios y cuaternarios, como son las iguanas, aves y leones marinos.
Un Viaje Largo
Para poder llegar a las Islas los animales y la vegetación, deben trasladarse una distancia aproximada de 1000 kilómetros desde el continente, esto es más que la longitud total de muchos países.
Existen dos métodos de transportación por aire y por tierra. Únicamente las semillas de alta resistencia, que soportaron el agua salada durante largos periodos de travesía, lograron colonizar las Islas Galápagos.
Las grandes distancias cubiertas por las aves marinas en sus migraciones, les ayudaron a alcanzar las islas desde el continente, pero las aves terrestres e insectos necesitan de condiciones apropiadas de viento para poder realizar esta travesía.
Las especies marinas de nado vigoroso, tales como el atún y el tiburón, pueden fácilmente llegar hasta las islas, pero las especies marinas más pequeñas y animales de lecho marino, como los cangrejos, dependen de las corrientes oceánicas para llegar hasta el Archipiélago. El pingüino de Galápagos es el más septentrional de su especie en el mundo; lo más probable es que sus antecesores hayan trasladado a través de la corriente de Humboldt, la misma que viaja a lo largo de la costa oeste de Sur América desde la Antártica.
Para especies como las lagartijas o las jóvenes tortugas marinas, lo más probable es que su llegada haya ocurrido gracias a restos de vegetación que flotaban desde el continente hasta las islas. Las tortugas de mayor edad pudieron haber aprovechado su capacidad de subsistir durante largos periodos de tiempo sin comida o sin agua.
Sin embargo, no todos los colonizadores logran sobrevivir. El aislamiento y la naturaleza inhóspita de las nuevas islas limitan el número de especies que la pueden habitar. Por ejemplo, en el Ecuador continental se puede encontrar una gran variedad de flora (más de 20.000 especies), mientras que en las Islas Galápagos se pueden encontrar alrededor de 1.500 especies. La distancia que separa a las Islas con el continente actúa como barrera migratoria para muchas especies de plantas y animales.
Con frecuencia la colonización depende de las condiciones ambientales adecuadas y las especies sólo podrán sobrevivir si logran adaptarse y lograr una reproducción exitosa. Por ende, las habilidades físicas y un poco de suerte determinaron la vida silvestre que habita actualmente en las islas Galápagos.