Existen tres tipos básicos de rocas: sedimentarias, ígneas y metamórficas.
Estas rocas se diferencian según el fenómeno que las formó.
Rocas ígneas
Las rocas ígneas se forman cuando el magma (roca fundida) se enfría y se solidifica, el magma proviene de la fusión parcial de rocas preexistentes del manto terrestre o de la corteza.
Este tipo de roca se clasifica en rocas intrusivas, si están bajo la superficie terrestre y en rocas extrusivas, si están sobre ella.
Rocas sedimentarias
Estas rocas se forman por la acumulación de sedimentos, cubren entre el 75 y el 80% del área total de la Tierra y entre ellas se incluyen tipos comunes de rocas como: la piedra caliza, la tiza, la dolomita, la arenisca, el conglomerado y la pizarra. Los sedimentos se compactan y se convierten en rocas al ser comprimidos en un periodo de tiempo muy largo.
Rocas metamórficas
Las rocas metamórficas son el resultado de la transformación de tipos de rocas preexistentes en un proceso denominado metamorfismo, que quiere decir “cambio de forma”. El calor y la presión a la que es sometida la roca base hace que se produzcan cambios físicos y/o químicos. La roca base puede ser sedimentaria, ígnea u otro tipo de roca metamórfica.
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