Entre finales del siglo XVI y el siglo XVIII, muchos piratas ocuparon las islas. El Imperio español había conquistado una gran parte de Latinoamérica; también conocida por el nombre de Nuevo Mundo. La ocupación del Nuevo Mundo proporcionó al Imperio español enormes cantidades de oro que se traían de vuelta a España en barcos. El resto de Europa, sobre todo Francia y Reino Unido, estaban nerviosos por el aumento de la riqueza y el poder de España. Estas tensiones diplomáticas dieron lugar a mucha piratería y corsarismo.
La edad de oro de la piratería
Los piratas comenzaron a servirse de las islas Galápagos como lugar de refugio para esconderse de sus perseguidores. El archipiélago estaba perfectamente situado en el océano Pacífico, lo que le situaba en una gran posición estratégica desde la que atacar el continente.
Las islas estaban lo suficientemente cerca para que pudieran hacer asaltos, pero lo suficientemente lejos para que pudieran escapar a ellas. El archipiélago también proporcionaba a los piratas mucho del suministro de carne fresca que necesitaban, sin embargo, el agua era escasa, por lo que nunca permanecían en las islas demasiado tiempo.
En 1684, el buque “Bachelor’s Delight” tuvo que refugiarse en Santiago después de que cayera enfermo el capitán John Cook. Desembarcaron en “Buccaneers Cove” y un tripulante, Ambrose Cowley, hizo un mapa de navegación de las islas Galápagos.
En 1697, el inglés William Dampier publicó su libro “Nuevo viaje alrededor del mundo”, en el que habló de Galápagos desde la perspectiva de un naturalista. Dampier volvió al archipiélago en 1708.
De camino, rescató a Alexander Selkirk del archipiélago Juan Fernandez, cerca de Chile. Se cree que Selkirk inspiró la historia de Robinson Crusoe.
Aumento de los balleneros
Con el tiempo, la piratería empezó a disminuir, y un negocio que podía hacer más dinero estaba ganando popularidad; este negocio era la caza de ballenas. Durante el siglo XIX, el poder español en Latinoamérica disminuía y los países empezaron a comerciar de forma independiente con Inglaterra.
Había demanda de aceite de ballenas y no de oro español. Buques balleneros ingleses y americanos empezaron a explorar el océano Pacífico después de que la población de ballenas disminuyera en el océano Atlántico.
En 1793, el capitán inglés James Colnett fue enviado a investigar el potencial del archipiélago para la caza de ballenas. Al mapa que resultó de los estudios de Colnett, se le ha atribuido el poner sobre aviso a balleneros de acercarse a la zona, y el aumento durante un siglo de la caza de ballenas en las islas.
En 1813, el buque “US Frigate Essex”, a cargo del capitán David Porter, luchó y capturó numerosos buques balleneros británicos en Galápagos. También dejó sueltas a cuatro cabras en la isla de Santiago; el número de descendientes de estas cabras sobrepasó rápidamente el de las especies indígenas de las islas y en la actualidad se les catalogó como especie invasora.
Las islas Galápagos fueron una de las principales estaciones balleneras hasta que una base ballenera fue fundada en 1819 en Japón. Esto implicó que hubiese grandes pérdidas en la población de ballenas de la zona, y que los leones marinos estuviesen cerca de la extinción. El número de tortugas también disminuyó drásticamente por estas fechas.
Según los cuadernos de bitácora de balleneros, entre 1811 y 1844, se sacó a unas 15 000 tortugas de la isla por su alimento.
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