En Galápagos se pueden encontrar muchos ecosistemas increíbles que albergan animales y plantas únicos. Para protegerlos, las islas deben ser gestionadas de la forma correcta.
¿Qué es la conservación?
La conservación requiere una intervención directa por parte de las personas para proteger la naturaleza y el medio ambiente. La palabra “conservación” incluye muchas medidas distintas, tales como: preservación, protección y restauración.
¿Por qué es fundamental la conservación de Galápagos?
Las especies únicas de Galápagos son una de las principales atracciones de las personas que visitan las islas. Los visitantes aportan dinero al archipiélago por medio de la compra de productos y comida, y por su estancia en hoteles, aunque sin embargo, esto no fue siempre así.
Antes de que los humanos colonizasen las islas Galápagos, la vida silvestre de las islas se desarrolló y evolucionó sin recibir ninguna influencia por parte de fuerzas externas. Durante miles de años, animales y plantas formaron sus propios ecosistemas únicos, pero con la llegada de los humanos a las islas, los asentamientos nuevos junto con los más tarde expandidos hicieron que desapareciesen algunos de los hábitats. El aumento del número de personas en las islas ha provocado una mayor demanda de los recursos, tales como la comida, lo que por su parte ha resultado en un incremento de la pesca, de la utilización de la madera y de que más tierras se transformen en tierras de cultivo para satisfacer las necesidades de una población humana en crecimiento.
Protección
Una gran parte de la economía de Galápagos depende del turismo, este tiene que ser bien planificado y gestionado para que no cause problemas. En el pasado, los turistas trajeron consigo especies no nativas a las islas de forma accidental, porque resulta que incluso una semilla minúscula atrapada en un zapato puede acabar creciendo en Galápagos y conllevar problemas a las especies nativas. Si quieres saber más sobre el turismo sostenible lee el capítulo siguiente.
En 1990 se creó el Sistema de Inspección y Cuarentena de Galápagos (SICGAL) para la inspección del cargamento de los barcos y de las bolsas y equipajes de los turistas, y así poder detectar cualquier indicio de organismos no nativos que pudieran dañar el ecosistema delicado de Galápagos.
Restauración
Las especies invasoras han causado también un daño irreparable en los hábitats de muchas especies del archipiélago. Los científicos creen que las cabras ferales introducidas en la isla Pinta destruyeron la vegetación que las tortugas gigantes locales necesitaban para vivir. Más tarde, unos investigadores encontraron al Solitario George vagando sin compañía alguna, la última tortuga gigante procedente de la isla Pinta. Por desgracia, los intentos por recuperar la población de tortugas de Pinta no dieron resultado, pero se han realizado otros muchos proyectos de restauración de especies que han tenido éxito, como la restauración de iguanas terrestres en Baltra. Puedes aprender más sobre la suerte que corren las tortugas gigantes de Galápagos en el capítulo “Rastreadores de tortugas.»
Preservación
Una de las especies invasoras que más daño ha causado en Galápagos es la mosca parásita conocida como philornis downsi. Estas moscas ponen sus huevos en los nidos de los pinzones de Galápagos y ya han logrado que una especie concreta de pinzones esté al filo de la extinción. Las larvas de las moscas parásitas se alimentan de los polluelos de los pinzones de manglar. Fue imprescindible que se tomasen medidas para preservar esta especie porque quedan menos de cien ejemplares en el mundo. Numerosas organizaciones han trabajado juntas para aumentar el número de pinzones de manglar, por medio de la recogida de huevos de los nidos y el transporte de estos a laboratorios especiales para su cría en cautiverio. Hasta ahora, los científicos han conseguido criar de manera exitosa veintitrés polluelos de pinzón de manglar. Puedes leer más sobre especies invasoras en el capítulo “vida en las islas.»
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